Durante los últimos días del mes, se observó un ritmo de ajuste más acelerado, con alzas diarias que, aunque moderadas en porcentaje, consolidaron un aumento significativo en el tipo de cambio oficial. Esta variación mensual ha despertado atención entre analistas económicos y actores del sector comercial, que comienzan a proyectar un escenario de mayor volatilidad para el trimestre siguiente.
Además del repunte del dólar, otras divisas de referencia como el euro también experimentaron un alza, acompañando la tendencia de depreciación del bolívar en el mercado formal. El aumento progresivo del tipo de cambio tiene impacto directo en la fijación de precios, el cálculo de aranceles, y los costos de bienes importados, afectando de forma transversal a distintos sectores de la economía.
En paralelo, se mantiene una brecha con los valores manejados en el mercado cambiario informal, aunque esta diferencia se ha reducido en comparación con meses anteriores, lo que indica cierto nivel de convergencia entre ambas tasas, al menos en el corto plazo.
Este comportamiento cambiario coincide con un contexto de mayor circulación de liquidez en bolívares y un aumento en el gasto público, lo cual ha impulsado la demanda de divisas como refugio de valor. A esto se suma una limitada oferta de divisas por parte del Estado, lo que presiona la tasa al alza.
El cierre de julio marca un punto de inflexión que podría anticipar nuevos ajustes en la política monetaria o en los mecanismos de intervención cambiaria por parte de las autoridades. Mientras tanto, consumidores, empresas y comercios se mantienen atentos ante la posible continuidad de esta tendencia durante el mes de agosto.
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